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El Ejército Industrial de Reserva (Los pobres absolutos)

El sistema capitalista es, como se sabe, un poder, el modo productivo se presenta de forma conflictiva sobre la sociedad, se presenta como tal pues sus fundamentos y resultados solo se pueden sostener por la fuerza. El capital es un sistema militarizado no por el gasto militar sino porque es la forma en la cual organiza a su población viva. Para el capital no hay seres humanos, sino soldados del valor, asalariados, pobres, proletarios (desprovistos de propiedad), miembros todos de un Ejército Industrial de Reserva (EIR).


Siempre en mis clases me gusta preguntar a los alumnos: ¿cuánto tiene que ganar una persona para dejar de ser considerado "pobre"? Obviamente la pregunta entraña jiribilla, el objetivo es resaltar que la población trabajadora es pobre, no por el monto de su ingreso sino porque es un ser dependiente absoluto de que un capitalista le asigne un ingreso. Un gerente de una multinacional, aún ganando millones de dólares es un "pobre absoluto" en el sentido de que el día de mañana los verdaderos dueños del capital toman la decisión de prescindir de los servicios de dicho gerente y este pierde su forma de vida, Se trata de comprender que la línea divisoria no es la del ingreso monetario sino del tipo de relación social de producción. Todos aquellos que son expulsados por el propio desarrollo del capital - ya sea como causa de una innovación tecnológica o una crisis- vuelven a caer a una condición de "reserva", quedan suspendidos sus derechos económicos y quedan a la deriva, o mejor dicho, cautivos de una condición de subordinación a las ordenes del capitán capital que los sacrifica para mantener el ritmo de acumulación necesario, entonces se develan como miembros del EIR.


Todo modo de producción tiene, digamos, su ley de población, su forma social. Nuestra vida como sujetos económicos se encuentra condicionada por dicha ley, en el caso del capital significa que nuestra condición es de subordinación absoluta al capital. Cabe acotar que desde la perspectiva dialéctica, lo absoluto no es sinónimo de inevitable, sino que apunta a la determinación esencial de salida. La violencia del sicario es absoluta en el sentido que es lo que le da razón de ser, pero no quiere decir que sea inevitable, es decir, que una revolución social o económica no acabe con la figura del sicario.




La ley de población es la determinación básica de la forma en la cual el modo productivo recibirá a los nuevos humanos que nacen y cómo es que despide a los que se van. Esto nos pone con los pies sobre la tierra, nos ayuda a reconocer la raíz de las diferentes problemáticas que enfrentamos en la vida cotidiana. Con ello se tiene que la acción política, para ser una acción humana desde su realidad concreta, esta debe plantearse como una acción de liberación. Es decir, la impugnación de que el ser humano sea considerado como un simple ejército de reproducción de la economía, sino recuperar su condición de productor y modelador de dicha formación económica. La EIR se constituye de pobres absolutos, una comunidad ilusoria - diría Bolívar Echeverría-, de lo que se trata es de construir una verdadera comunidad. Dicho de otra manera, el proceso de liberación del trabajo trata de la construcción de una auténtica comunidad, no militarizada, sino humana.


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