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El Modelo Ideal: el último límite.

Actualizado: 21 jul 2020

Hemos enunciado la Sociocracia Planetaria, esta es una categoría necesaria para poder capturar esta unidad mundial de culturas. Que, aunque diferentes, todas se encuentran entrelazadas. Pertenecen a la historicidad de una dimensión particular: la producción de la vida humana, el proceso de trabajo naturalmente colectivo. La vida pasó de ser local para asumir una forma mundial. Lo que quiere decir que lo que pasa en uno de sus nodos produce energía que se transmite por toda la red. De aquí se desprende que la multiplicidad de procesos con aspectos diferentes vienen cargados de información que permite descifrar el sentido o tendencia natural de la sociedad humana como un todo. Podemos decir, para intentar construir una imagen que: la generación de los vivos hacen una comunidad mundial, a pesar de las fronteras y de las delimitaciones (artificiales, dicho sea de paso) de los estados nación. Ahora bien, es claro que mientras más grande una población, va cambiando cualitativamente en sus funciones. No es lo mismo la auto-organización en una población local que en una metropoli, mucho menos con una comunidad a escala planetaria.


Aquí quisiera dejar en claro que la necesidad de organización es un pulso natural de lo colectivo. Me sirvo de la categoría de intergénesis (leída en la obra de Sergio Bagú) para comprender que la característica esencial de lo humano es la producción colectiva, social, mediante la intergénesis entre los humanos y la naturaleza. La teoría del valor y plusvalor explican este entrelazamiento, el primero por la comprensión de su naturaleza económica, el segundo la historia específica, tan sólo una fase de la comunidad mundial. Marx se refería a estas generaciones como una serpiente que cambia de piel cada cierto tiempo. Cada generación es un nivel en el desarrollo de esa mudanza.


Ahora bien, cada piel de la serpiente contiene el vestigio de las distintas fases de evolución, de la multiplicidad de los problemas que las sociedades han ido resolviendo a lo largo de su tránsito cósmico. Esto no ocurre, por supuesto, como una evolución abstracta, sino mediante un complejo sistema ideológico que transmite, si me permiten la imagen, las políticas generales que permiten la posibilidad material de que todo el mercado mundial responda a una adaptabilidad media a las necesidades particulares de la forma de reproducción de lo social.


No es que la cultura se encuentre fuera del proceso de reproducción económica, sino que la humanidad se reproduce económicamente, justamente, mediante la cultura. Para Marx el idealismo y el materialismo eran dos fuerzas que funcionaban en conjunto, en contraposición. En el Materialismo Histórico se resuelve esta contraposición, no mediante el triunfo unilateral del materialismo sobre su contrincante, el idealismo, sino integrando la dinámica particular entre ambas fuerzas. Dicho de otra manera, la transformación de la realidad necesita de una renovación en las relaciones sociales de producción debido a que las fuerzas productivas colectivas se vuelven más fuertes con cada ciclo de capital. La serpiente va creciendo, por eso necesita cambiar de piel.


En suma, la categoría de "modelo ideal" nos sirve aquí para apuntar a esta característica del problema mundial, todos los días reproducimos inconscientemente el modelo ideal dominante del capital. La primera tesis sobre Feuerbach (la síntesis de los principios del Materialismo Histórico) dice:


[I] El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach- es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en La esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación "revolucionaria", "práctico-crítica".

La actuación "revolucionaria", "práctico-crítica" significa que hay una relación íntima (dialéctica) entre la materialidad y la conciencia de la actividad sensorial humana, es decir, la formulación del sistema ideológico que genera el entendimiento de la formación económico-social que nos determina (y determinamos). El modelo ideal se refiere al sistema ideológico que se vuelve dominante en la actividad práctico-crítica. Para realizar cambios estructurales se tiene que poner a juicio el modelo ideal hegemónico. Cuando este punto llega es porque la materialidad está lista para dar un salto cualitativo. El objetivo es en desactivar, mediante la praxis, el estancamiento epistemológico que representa la ideología capitalista. Este es, pues, el último límite de la Formación Económico-Social (FES).


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